42km 195m distancia que nunca me había llamado, pero nunca! No soy de las que hacen las cosas “porque tocan”. Si me apetecen, las hago. Nada de hacerlo por obligación. Este mayo pasado preparé con María la Spartan Beast en Barcelona, donde en un principio calculaba acabar la prueba en unas 4:30h y al final cayeron 7 horas debido a la dificultad del terreno. A raíz de las buenas sensaciones pensé: ¿y por qué no preparar una distancia mayor? Recuerdo enviarle un video justo acabar la prueba, llena de barro que le decía: Gracias María! Me encuentro genial! Me estoy planteando hacer pruebas más largas jajajaja.
A principios de octubre me reuní una tarde con Jesús. Si alguien tenía que prepararme una maratón, era él. Mejor que nadie sabe mis puntos fuertes y débiles a nivel muscular, articular… y confiaba plenamente en su forma de entrenar, ya que los dos venimos del mundo de la educación física y coincidimos en la forma de ver las cosas. No tenía ninguna duda.
Ese día me llevé una hoja llena de preguntas, apuntes, listas que siempre me hago: ¿Podré correr 10km u otras carreras durante la preparación? ¿Después de la carrera podré seguir corriendo o tendré que esperar meses en volver? Preguntas tal vez un poco absurdas ahora que las pienso pero en su momento desconocía. Efectivamente él me contestó: debes seguir corriendo, podrás seguir entrenando posterior a la carrera.
Solo quería cumplir dos objetivos: disfrutar de la preparación de la maratón (21 semanas) y disfrutar de la carrera, ya que como era la primera el planteamiento fue acabarla bien, sin mirar tiempos.
21 semanas en las que el entreno era variado: fartleks, series, rodajes largos de forma progresiva, entrenos libres (piscina) y gimnasio donde se trabajaba la pliometría, propiocepción, fuerza (aspectos fundamentales y olvidados para muchos corredores). Pasaban las semana y empecé a notar mejoras significativas de marcas personales en 5km, 10km, media maratón y algún podio por categoría. Encontrarme fuerte y ver resultados sin buscarlos expresamente, me animaba a seguir preparándome. Una vez al mes nos reuníamos, pasaba un test de condición física y preparábamos las siguientes sesiones de gimnasio. Lo bueno de sus entrenos, es que los podía combinar como a mi me iban bien, en función de mis horas libres. Es decir, no tenía por qué ser la tirada larga el domingo o el gimnasio un día en concreto. Esa libertad hacía poder organizarme mejor el día a día. Mientras, María me ayudaba con los entrenos más duros y con mi rutina diaria. Con ella es fácil comer bien de tupper o elegir un menú equilibrado tanto en el trabajo como en un restaurante.
Y sin darme cuenta llegó la semana de la carrera. Nervios, muchos nervios, compensados por infinidad de mensajes de amigos y familiares deseándome suerte, diciéndome donde los podría encontrar en la carrera y que confiara en mi, porque los deberes los tenía hechos: había sido muy constante en el entreno físico y en la nutrición previa a la carrera. Tenía miedo al famoso muro que todo el mundo hablaba, pero ellos me tranquilizaban recordándome que estaba preparada, que la parte más difícil ya la tenía superada (los entrenos) y que solo tocaba salir a disfrutar.
Vivir en persona esta carrera ha sido muy emocionante. Hasta ahora, era yo la animadora, la que siempre estaba en el km 24,5 dando ánimos a todos los corredores desde primera hora de la mañana para poder ver pasar a los primeros atletas. Y sobretodo, poder animar bien fuerte a todas las mujeres participantes.
Y ahí estaba yo con mi dorsal, mis zapatillas y mi música en la línea de salida. No me gusta escucharme respirar cuando corro, es manía! Aunque sí que no la llevaba alta, ya que era obligatorio y necesario escuchar a la gente que te animaba.
Iban pasando los kilómetros. Recuerdo llegar al 10 y pensar ¡qué fácil! ¿Ya está? Después tocó correr por Gran Via y la zona de Sagrada Familia. Seguía teniendo buenas sensaciones. Meridiana se me hizo un poco pesada, tal vez porque te cruzabas con otros corredores. Cuando llegué al km 26 Jesús me estaba esperando. Él iba a correr unos kilómetros conmigo. Debido a un tratamiento con antibióticos durante 30 días tuve unos efectos secundarios a nivel muscular que me acompañaron el último mes. Ese día, me resentí un poco. Así que en vez de acompañarme en el km 30, le pedí que viniera desde el 26 para ayudarme un poco de cabeza y seguir tirando. Las sensaciones eran buenas pero prioricé ir un poco más lenta, llegar en condiciones y no tener que parar por molestias asociadas al tratamiento. En el litoral saltaron por sorpresa dos compañeros míos de equipo. Junto con Jesús, hicieron que pasaran los km de una forma dinámica y divertida. Por el camino veías gente estirada en el lateral, vomitando, tapados con mantas térmicas y caminando. Ya no queda nada Mónica, ¡no mires! Eso iba pensando todo el rato. Sin quererlo nos plantamos en Paral·lel. Ya no quedaba nada, fuerza, sonríe y… la distancia ya es mía! Ya soy maratoniana!!!! Objetivo 2 cumplido: acabar la carrera disfrutándola.
Subidón por las sensaciones buenas, por haber llegado entera, por no tener el famoso muro y por llegar con una sonrisa de satisfacción. Le doy las gracias a mis compañeros, abrazos, besos. ¡Gracias por acompañarme! Y me cambio para poder ver a Jesús y María para decirles un millón de veces: gracias por haber hecho que llegase tan lejos. A él por sus entrenos, sus descargas musculares, sus consejos, por haberme acompañado tantos kilómetros en la carrera y animarme siempre. Y a María, por ayudarme en el tema de la alimentación y hacerme más fáciles los entrenos y la carrera.
Mi primera pregunta fue: Jesús, y esta semana qué? Me dijo: relax, ¡que te lo mereces! Levantarte al día siguiente sin molestias (incluso en 10km he llegado a sufrir más al día siguiente), poder subir y bajar las escaleras sin parecer un robot caminando con las piernas tiesas… hace que tengas ganas de más. Sobretodo que pasen los días y tengas ganas de hacer más carreras y nuevos retos, sin estar agobiada de los entrenos o lo que ha comportado la preparación. Esos puntos me confirman que hemos hecho un buen trabajo previo y me animan a seguir con nuevos proyectos, sin duda, acompañada de Jesús y María. ¡Gracias por todo!