El BRUXISMO es ese hábito involuntario de rechinar los dientes o de apretarlos sin ningún motivo. Mucha gente lo padece sin ser consciente de ello, además de que produce un desgaste en la dentadura y puede ser una molestia para las personas que están a nuestro alrededor.
Puede afectar tanto a hombre como a mujeres, tanto adultos, como niños, aunque es más frecuente en adolescentes de entre 17 y 20 años. Existen 3 grados de bruxismo, en función de cómo de establecido esté el hábito.
El origen de este hábito puede ser por motivos de ansiedad, e incluso causado por alguna alergia, aunque antiguamente se pensaba que se podía producir por la existencia de parásitos intestinales.
El diagnostico es algo más complicado en la mayoría de casos, dada la inconsciencia del que lo padece. Aun así, hay ciertas pruebas con las que se puede confirmar la presencia del bruxismo. De todas formas, lo más habitual es:
- Ruido mientras duermes al “rechinar” los dientes.
- Dolor de mandíbula al despertar.
- Al levantarte por la mañana, sientes dolor de cabeza, oídos, o las cervicales.
- Desgaste de los dientes.
El tratamiento es la relajación o reducir al máximo el estrés. Para ello, también podemos acudir a un osteópata o fisioterapeuta que nos ayudará a buscar ese bloqueo causado por el bruxismo y por la tensión que le damos a nuestra mandíbula. También se utilizan en muchos casos, unas férulas plásticas que, posicionándolas mientras dormimos, evitarán el choque de los dientes entre si y descargan la tensión. Los masajes de relajación también evitarán esas puntas de estrés que son en mayor medida, las que hacen que bloqueemos y apretemos nuestras mandíbulas.
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